Pocas ciudades brasileñas están envueltas por un aura tan mística como la amazónica Manaos. Su localización remota y el hecho de ser la puerta de entrada a la inmensa selva amazónica hacen de ella un destino diferente. Además se encuentra localizado allí la más importante construcción de la ciudad y un gran icono: El teatro Amazonas de ópera, el cual fue construido durante la Belle Époque.
Una de las mejores épocas para visitar Manaos es entre julio y agosto, cuando acaba de parar de llover pero los ríos todavía bajan con bastante agua. En invierno hay más mosquitos que durante el verano. Durante la época de las lluvias el alto nivel de los ríos hace que el piso de la selva quede inundado y un buen un número de excursiones se tengan que hacer en canoa. Durante la época seca el bajo nivel del río hace que aparezcan muchas playas en sus riberas.
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